Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Poemas

Una sonrisa de tantas

En ocasiones he salido a caminar, buscando nada, viendo a personas andando hacia todos lados, mirando sin mirar, en sus vidas monótonas. Como la de cualquiera. Pero en una de esas caminatas, yendo a cualquier lugar, te vi. Una mujer como otras, pero con algo muy especial, una sonrisa que me cautivó. Ese momento de tristeza desapareció. Pensé que existía la esperanza, que si alguien sonreía como tu era por que la felicidad se encontraba a la vuelta de la esquina. Pasaron unos días en calma, el mundo regresó a moverse. Pero un tiempo mas adelante caí en lo mismo. Quise buscar otra dosis tuya, te busque, pero en esta ocasión no encontré eso. Sino unos ojos tristes, una mirada que no quería ser levantada, que estaba ausente. Te quise preguntar muchas cosas, quise saber que te pasaba, pero al final no me atreví. Salí con mis problemas y los tuyos. Con la ilusión de volver a la calma. Algún día cuando tengas una gotita de alegría te pido que me regales un poco, me lo mandas con el pri

Preguntas

¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido? ¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando? ¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo? ¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo? ¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan? ¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor? ¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno? ¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí? ¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti! ¡Y espero con ansiedad la respuesta! Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte. Si pasas hambre, no puedo darte de comer. Así que estoy como fuera del mundo, perdido, como si te hubiese olvidado. Otro poema de Bertolt Brecht

Canción de una amada

1. Lo sé, amada: ahora se me cae el pelo por mi vida salvaje, y me tumbo en las piedras. Me veis beber el aguardiente más barato, y camino desnudo al viento. 2. Pero hubo un tiempo, amada, en que fui puro. 3. Tuve una mujer que era más fuerte que yo, como la hierba es más fuerte que el toro: se vuelve a erguir. 4. Ella vio que yo era malo, y me amó. 5. No preguntó a dónde conducía el camino, que era su camino, y quizás iba hacia abajo. Cuando me dio su cuerpo, dijo: esto es todo. Y fue mi cuerpo. 6. Ahora ya no está en ningún lado, desapareció como una nube cuando ha llovido, la abandoné y cayó, pues ése era su camino. 7. Pero de noche, a veces, cuando me veis beber, veo su cara, pálida en el viento, fuerte y vuelta hacia mí, y me inclino ante el viento. Versión de Jesús Munárriz y Jenaro Talens Excelente poema, muy bueno para estos momentos de locura, fue escrito por Bertolt Brecht ya hace muchos años atrás.